Exploraciones triangulares

"No debería haber insistido. Y ahora la piensa, la busca, espera sus miradas. Es un prisionero de su estupidez. Recibió el rayo paralizante, recibió el fuego amistoso de su torpeza. El sol lo buscaba en el reflejo del cuarto piso. Era un lindo detalle, lo agradecía, era una caricia de la Ley Mística, pero la conversación volvía a él una y otra vez, y él se empeñaba en reescribirla."

Final del trayecto

Un instante en un vagón del metro. La cámara nos permite ver elementos y acciones en diferentes profundidades. Reconocemos donde estamos y a medida que la línea zigzaguea vemos el tren completo que disminuye la velocidad al entrar en la estación. Mientras se detiene vemos a una mujer joven que se levanta de su asiento y entra a cuadro mirando a cámara. Ella sabe que alguien la mira desde lejos.

El orden de los fragmentos va armando un todo. Es una totalidad arbitraria, un instante que da verosimilitud al relato, es la certeza de que hemos llegado.

"Felipe estaba hablando con Jaime, cuando de pronto ella apareció. Venía directo. Jaime se puso nervioso, entonces Felipe pensó que el conserje la había cagado. Que había dejado pasar a alguien sin avisar, o un paquete mal entregado, pero no. Ella venía a hablar con él. Jaime fue más rápido y los dejó solos al toque. Era como esa segunda oportunidad que había inventado tantas veces. Él y ella solos nuevamente. Pero la mirada de Vania era otra. A diferencia de su imaginación, no había sonrisa sino desagrado. La cabeza de Felipe funcionaba a mil, buscaba una coherencia con sus expectativas, pero no. Ella venía de frente a mandarlo a la mierda. ¿Qué se había creído? ¿Qué le daba derecho a pensar, por un instante, que ella podía interesarse en él? Y además comentarlo, como si fuera una realidad, como si ella le hubiera dado esperanzas... Una mujer con pareja, mucho más joven que él y cuyo único error fue pensar que era un hombre capaz de conversar. Después de eso Felipe no escuchó más. Solo pudo intentar una sonrisa sacrificial, mientras ella se desahogaba para que no quedaran dudas ni falsas ilusiones... Por supuesto ya no quedaba ninguna, solo la certeza de que estando borracho no había que compartir secretos con el conserje."

"La tenía recién llegada de las vacaciones, bronceada y risueña, con tiempo, sonriéndole, y él, en lugar de vivir el momento, de disfrutarlo, le pregunta si es casada. Ella le responde que no, que es divorciada. Podría haber quedado ahí, ya había respondido, ¿por qué llegar más lejos? Ya estaba, pero no, él le insiste y le pregunta:

—¿Y, tienes pareja?

Ella se demora un instante en responder."

La inspiración y el oficio

Cada proyecto tiene su propio "rayo paralizante". Esa certeza fulminante de que la idea que inspira la historia tiene que explicarse para sostenerse. No se sustenta ni avanza. No funciona.

A pesar de que no lo ves así, ese error es la oportunidad de hacer la pregunta que la historia necesita y que te está pidiendo para poder avanzar.

Felipe se va sumergiendo en una fantasía donde crea distintos escenarios para manejar mejor las cosas.

Mientras, Vania continúa con su vida completamente ajena a los pensamientos y deseos de Felipe. Así él lo comprende y acepta, pero guardando una secreta y absurda esperanza de segundas oportunidades.

La historia continúa

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